¡Que descanse mi madre, no mi familia ni mi país! Estas fueron las diez palabras que Lamine Yamal pronunció con voz firme y los ojos cargados de emoción en una rueda de prensa que pasará a la historia del fútbol español.
Lo que comenzó como una comparecencia rutinaria después de un partido de la selección se transformó en apenas segundos en uno de los momentos más tensos y virales del deporte reciente, todo provocado por las polémicas y groseras declaraciones de El Gran Wyoming contra la madre y la familia del joven crack del FC Barcelona y de la Roja.

El incidente ocurrió en la sala de prensa del Estadio Olímpico de Berlín, minutos después de que España sellara su pase a la final de la Eurocopa 2024 con una actuación estelar de Lamine Yamal.
El jugador de 17 años atendía a los medios con la naturalidad que le caracteriza cuando, de forma inesperada, El Gran Wyoming –presente como colaborador invitado de un programa satírico– tomó la palabra y lanzó una serie de comentarios profundamente ofensivos.
Según testigos presenciales y las grabaciones que rápidamente inundaron las redes, el humorista hizo alusión directa a la madre de Yamal, Mounira, con expresiones despectivas que rozaron lo intolerable y que incluyeron referencias xenófobas hacia el origen marroquí de la familia del futbolista.

El silencio inicial de la sala se rompió cuando Lamine Yamal, visiblemente afectado pero con una madurez que dejó boquiabiertos a todos los presentes, solicitó el micrófono.
Sin alzar la voz, pero con una determinación que heló la sala, el joven prodigio miró fijamente a Wyoming y soltó: “¡Que descanse mi madre, no mi familia ni mi país!”. Diez palabras. Ni una más. Pero suficientes para que el mundo del deporte entero se detuviera.

El mensaje caló hondo de inmediato. No era solo una réplica a un ataque personal; era una declaración de principios.
Lamine dejaba claro que nadie, ni siquiera una figura mediática con décadas de trayectoria, tenía derecho a mancillar el nombre de su madre ni a cuestionar el amor que siente por su familia y por los dos países que lleva en el corazón: España, la nación que le vio nacer y le dio todo, y Marruecos, la tierra de sus raíces y de su sangre.

Wyoming, sorprendido por la reacción inmediata y por los murmullos de desaprobación que empezaron a crecer en la sala, intentó reconducir la situación. Visiblemente nervioso, levantó las manos y pidió “paz y amor”, alegando que todo había sido “un chiste malo” y que “no había intención de ofender”.
Sin embargo, su disculpa sonó tibia y poco convincente ante la gravedad de las palabras previas.
Fue entonces cuando Lamine Yamal volvió a hablar y cerró el episodio con una frase que ya forma parte del imaginario colectivo del fútbol español: “Mi madre es sagrada y mi país también. El respeto no se pide, se da”.
Acto seguido, se levantó y abandonó la sala entre aplausos de varios periodistas y compañeros de selección que habían acudido a apoyarle.
Las redes sociales explotaron en cuestión de minutos. El hashtag #LamineYamal se convirtió en tendencia mundial en menos de una hora, y la frase “¡Que descanse mi madre, no mi familia ni mi país!” acumuló millones de reproducciones.
Jugadores como Pedri, Gavi, Morata y hasta leyendas como Andrés Iniesta y Carles Puyol salieron rápidamente a respaldar al joven extremo. “Orgulloso de tenerte en esta selección, hermano. Aquí nadie toca a la familia”, escribió Pedri en su cuenta de X.
Por su parte, la Real Federación Española de Fútbol emitió un comunicado oficial condenando “cualquier tipo de ataque personal o xenófobo” y anunció que estudiará medidas contra el acceso de determinados profesionales a las ruedas de prensa de la selección si se repiten episodios similares.
El FC Barcelona también se pronunció: “Lamine representa los valores de este club: talento, humildad y respeto. Estamos a su lado y al de su familia”.
En Marruecos, la respuesta fue igualmente contundente.
La Federación Marroquí de Fútbol, medios locales y miles de aficionados llenaron las redes de mensajes de cariño hacia Yamal, recordando que el jugador nunca ha renunciado a su origen y que incluso ha expresado en varias ocasiones su deseo de seguir representando a España sin olvidar sus raíces.
“Lamine es un ejemplo para la juventud marroquí y española. Nadie podrá romper ese puente de amor”, escribió la cuenta oficial de la selección marroquí.
Horas después, ya en la concentración de la selección, Lamine Yamal publicó una storie en Instagram con una foto abrazando a su madre y el texto: “Ella me dio la vida y me enseñó a caminar con la cabeza alta. Gracias por defenderme siempre. Te amo, mamá ❤️🇲🇦🇪🇸”.
La publicación superó los 15 millones de “me gusta” en menos de 24 horas.
El propio Wyoming, consciente del tsunami que había desatado, publicó una disculpa más extensa en su cuenta de X hacia la madrugada: “He metido la pata hasta el fondo. Mis palabras fueron desafortunadas y ofensivas. Pido perdón sinceramente a Lamine, a su madre y a su familia.
No era mi intención herir, pero el daño está hecho y asumo toda la responsabilidad”. Sin embargo, la mayoría de respuestas bajo su tuit fueron duras y muchos usuarios le recordaron que “hay líneas que un humorista nunca debería cruzar”.
Este episodio ha reabierto el debate sobre los límites del humor, el respeto a la diversidad y el racismo estructural que aún persiste en ciertos sectores del entretenimiento español.
Lo que nadie discute es la entereza mostrada por un chico de 17 años que, con apenas diez palabras, defendió lo más sagrado para él y dio una lección de dignidad al país entero.
Lamine Yamal no solo es el futuro del fútbol español y europeo; después de lo ocurrido en Berlín, también se ha convertido en un símbolo de orgullo, de lealtad familiar y de amor a las raíces. Y todo ello sin perder nunca la sonrisa que le caracteriza.
¡Que descanse mi madre, no mi familia ni mi país! Una frase que ya es historia. Una frase que recordaremos cada vez que veamos a Lamine Yamal volar por la banda con la camiseta de España o cada vez que hablemos de valores en el deporte.
Porque hay cosas que ni el mejor chiste del mundo puede tocar.